Se verifica la identidad del propietario o conductor.
Se revisan los documentos: tarjeta de propiedad, SOAT, certificado de revisión anterior (si aplica), permiso de lunas polarizadas, certificado de gas, etc.
Se valida que el vehículo esté registrado en el sistema del MTC.
Se examina el estado físico del vehículo: carrocería, parabrisas, espejos, luces, llantas, placas, etc. Se verifica que no haya fugas de fluidos ni elementos sueltos o peligrosos.
Se realiza en línea con equipos especializados:
Sistema de frenos: se mide la eficacia y el equilibrio de frenado.
Sistema de suspensión: se evalúa la absorción de impactos y estabilidad.
Sistema de dirección: se comprueba la precisión y respuesta del volante.
Luces y señalización: se verifica intensidad, alineación y funcionamiento.
Emisiones contaminantes: se mide el nivel de gases según tipo de motor.
Alineación y neumáticos: se revisa desgaste, presión y estado general.
Si el vehículo aprueba, se emite el Certificado de Inspección Técnica Vehicular (CITV). Si desaprueba, se entrega un informe de observaciones para que el propietario corrija los defectos y regrese para una reinspección.
l resultado se ingresa al sistema del MTC, quedando registrado para fiscalización y control.